Estás perdiendo la cabeza, Viskovitz [Alessandro Boffa]

.


Fotografía de Jan Saudek

- ¿Cómo era papá? - le pregunté a mi madre.
- Crujiente, un poco salado, rico en fibra.
- Quiero decir antes de comértelo.
- Era un mequetrefe inseguro, angustiado, neurótico, un poco como todos vosotros, los machitos, Visko.

Me sentía más cercano que nunca a aquel genitor al que no había llegado a conocer, que se había descompuesto en el estómago de mamá mientras yo era concebido. De quien no había recibido calor sino calorías. Gracias, papá, pensé. Sé lo que significa, para una mantis macho, sacrificarse por la familia.

Me detuve un instante, en grave recogimiento, ante su tumba, es decir, ante mi madre, y entoné un miserere.

Al poco rato, como pensar en la muerte nunca dejaba de provocarme una erección, consideré llegado el momento de reunirme con Ljuba, el insecto al que amaba. La había conocido un mes antes, en el matrimonio de mi hermana, que por otra parte era también el funeral de mi cuñado, y había quedado prisionero de su cruel belleza. No habíamos dejado de vernos desde entonces. ¿Cómo había sido posible? Dios me había bendecido con el don más apreciado por nosotros, los mantis: la eyaculación precoz, condición indispensable de cualquier historia de amor que aspire a no ser efímera. La primera semana había perdido solo un par de patas, las reptatorias, la segunda el prototórax, con sus anexos para el vuelo, la tercera...

- ¡No lo hagas, Visko, por el amor de Dios! - empezaron a gritarme mis amigos Zucotic, Petrovic y López, encaramados en las ramas más altas.

Para ellos la hembra era el demonio, la misoginia una misión. Desde la metamorfosis sufrían algún tipo de desviación o disfunción sexual, habían adoptado los votos del sacerdocio y se pasaban todo el santo día mascando pétalos y recitando salmos. Eran muy religiosos.

Pero no había oración que pudiera detenerme, no ahora, que oía el gélido suspiro de mi amada, el sombrío rumor de sus membranas, su fúnebre y burlona sonrisa. Me moví frenéticamente en dirección a aquellos sonidos, con la única pata que me quedaba, apoyándome en mi erección, esforzándome por visualizar la gloria de sus formas, ahora que no podía verlas porque ya no tenía ocelos, ahora que no podía olerlas porque ya no tenía antenas, ahora que no podía besarlas porque ya no tenía palpos.

Por ella había perdido ya la cabeza.

.
.
Alessandro Boffa
del libro: Eres una bestia, Viskovitz

8 comentarios:

Javier dijo...

Desde luego no hay la menor duda de que Saudek le sienta muy bien a este canto fúnebre, sus imágenes poseen algo de ese tono abismal en el que se encierra la vida y muerte de la Mantis. Desde luego no me gustaría pertenecer a esa especie, ainsssss.

Capri c'est fini dijo...

Descerebrados mantis machos... servimos sólo para eso, ser devorados por una gran mantis hembra de afiladas uñas y mirada penetrante. Entono un requiem por todos los que hemos sido devorados.

Besos.

Justo dijo...

Bueno, la sexualidad es así, violenta, un poco caníbal, en eso se basa su vigor, es una ola que arrolla, irracional; las caricias de los parejas arrobadas y las manos entrelazadas son otra cosa..

Amor y sexo no son la misma cosa.

Un besote.

Erotismo dijo...

no hay nada como pasarme por aqui a culturizarme un poco...!

Mery dijo...

Me ha encantado imaginármelo caminando sobre su patita y su erección.
Creo que este txto le habría encantado a Dalí, para quien cada objeto era susceptible de ser engullido.
Un beso

Anónimo dijo...

es un placer que te fijes en mi blog, tengo que decir que el tuyo es especial y por lo visto congeniamos, un abrazo

Anónimo dijo...

Un placer sentirse parte de tu alimento, MGP. Un privilegio de la Naturaleza reservado a la mujer y a lo femenino. Tu sensibilidad se manifiesta con cada palabra, tu sentir especialmente intenso se transmite en esa energía que llena el cuerpo y el alma cuando se está en tus espacios vitales, en tus dominios que compartes de forma libre y libertaria ... tan bonita.
Así es un placer servirte de alimento ... y nunca pierdo la esperanza de un alimento compartido ...
Tú ya me conoces y me sientes aunque estemos donde estamos ... y yo a tí, mmm intensamente.
Siempre en tí.
Ak.

koolauleproso dijo...

Magnífico relato, Madame: Internarme en tu blog, es sorprenderme constantemente con nuevas maravillas.
Felicidades