Pierre Molinier - Autorretrato y Lenah

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₪ Dedicado a Pe-Jota por nuestras increíbles coincidencias ₪
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Ficha técnica:
Título: Autoportrait fetiche a l'éperon d'amour sur le fauteuil (Autorretrato fetiche con el espolón de amor sobre el sillón)
Fecha creación: 1965

Técnica: impresión tradicional sobre gelatina de plata
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Ficha técnica:
Título: Lenah
Fecha creación: 1968
Técnica: impresión tradicional sobre gelatina de plata (fotomontaje)
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Pierre Molinier (1900 - 1976), pintor y fotógrafo francés, nacido en Burdeos, donde transcurrirá la mayor parte de su vida. En su primera etapa, más consagrada a la pintura y al dibujo, expone regularmente en los salones como miembro de la Sociedad de Artistas Independientes de su ciudad natal. Sus paisajes y naturalezas muertas, en esta época, se aproximan a los planteamientos impresionistas, mientras que sus retratos y autorretratos poseen matices mucho más expresionistas. A comienzo de los años 50, a raíz de la presentación de su obra "Le Grand Combat", juzgada como indecente, en la que ya aparecen claramente reflejadas las obsesiones eróticas y fetichistas, que caracterizarían toda su trayectoria posterior, se produce una ruptura con su comunidad artística.

A mediados de los 50, Molinier contacta con André Breton, quién le apoyaría para integrarlo en su grupo y exponer en París, llegando a componer la portada del nº 2 de la revista "Le Surréalisme même" y participando en ediciones posteriores. Formaría parte del movimiento surrealista, aunque sus planteamientos y opiniones diferían, a menudo, del Surrealismo. En 1965 el detonante del conflicto con sus compañeros de grupo sería la presentación de un lienzo que consideraron demasiado irreverente, titulado: "Oh!... Marie, Mère de Dieu" (¡Oh!... María, Madre de Dios). Ello, unido a su difícil carácter, a menudo blasfemo y obsceno, acabaría desembocando en un alejamiento de Breton y los surrealistas.

Finalmente, Molinier se recluyó en su pequeño apartamento de Burdeos, prácticamente marginado y aislado del resto del mundo, frecuentado en ocasiones por su pequeño grupo de amigos y amantes (hombres y mujeres), donde se consagrará totalmente a su obra plástica y en especial a la fotografía, camino que ya había emprendido desde los años 60. Su obra fotográfica, basada principalmente en autorretratos y en composiciones de fotomontajes, donde Moliner se erige en el propio objeto y sujeto de la obra, es una de las expresiones eróticas más fascinantes que ha dado el arte del siglo XX. Pierre Moliner, precursor del Body Art, se reinventa una y mil veces a través de un transformismo narcisista, en el que usará sus fetiches femeninos favoritos como medias, zapatos de tacón de aguja, corsés, guantes, etc. y objetos fálicos, tales como variados consoladores elaborados por él, para convertirse en un ser imaginario, andrógino, casi mitológico, que reúne en sí mismo la esencia de ambos géneros. Recrea un erotismo onanísitico, de gozo autosuficiente y egocéntrico y de tono sadomasoquista, transgrediendo a su vez los valores ortodoxos de la virilidad. Para sus características composiciones "calidoscópicas", se sirve del fotomontaje y de la integración de múltiples fragmentos corporales, a modo de piernas, torsos y brazos de maniquís creados por él, al estilo de las muñecas de Hans Bellmer.

Pierre Molinier se suicidaría en 1976 en su apartamento, mandando una nota a sus amigos que decia: "Je me tue. La clé est chez le concierge." (Me mato. La llave la tiene el conserge.). Era una muerte anunciada. Ya en los años 50 expresó reiteradamente su deseo de morir. Se construyó una cruz, de las de cementerio, con el siguiente epitafio: "Aquí yace Pierre Molinier, nacido el 13 de Abril de 1900, muerto hacia 1950. Fue un hombre sin moralidad. Inútil llorar por él." Su suicidio fue un acto sereno y meditado, enmarcado en un escenario elaborado, como si se tratase de la culminación de su obra, en la que inevitablemente todo el proceso de manipulación del cuerpo debiera acabar en su desintegración.

En esta ocasión, he escogido dos fotografías del autor, que estimo muy representativas, pues encarnan el imaginario que repetirá de forma obsesiva. Por un lado, su autorretrato en actitud de gozo narcisista, travestido en ese ser andrógino que exhibe los atributos femeninos y masculinos al mismo tiempo, como deseo de perfección. Por otro, un fotomontaje a modo de reiteración fetichista de un cuerpo fragmentado en el que queda plasmado su obsesión por las piernas y sus complementos fetiches.

A quién le interese conocer mejor la obra y la vida de Pierre Moliner, le recomiendo el magnífico artículo de José Miguel G. Cortés en “Acción Paralela nº3”.

Vídeo-galería - Pierre Molinier
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8 comentarios:

Javier dijo...

Jajajajajaja, mi querida Madame, usted siempre tan atenta y llena de pequeños y dulces detalles, destellos de un alma generosa y extraños hilos que se expanden en el universo generando conexiones allí donde pensabas que estabas solo, descubriéndote que el exceso de corrección formal en el que vivimos inmersos nos impide por regla general conocer almas gemelas, si la gente dejara caer las máscaras seriamos más reales, tal vez tan reales como las fotografías de Moliner, y sobretodo tan luminoso como el arco iris.

Justo dijo...

¡Gracias a vosotros dos estoy conociendo a este artista!
Su elaborado suicidio me ha llamado la atención: cuántos creadores hicieron lo mismo el pasado siglo, en este caso no me atrevo a catalogarlo como un fracaso vital o una angustia existencial como le pasara a Stefan Zweig y su compañera, más parece una prolongación de su obra, una secuencia más a contracorriente, el paso que correspondía, inscrito en la lógica de su universo.
Un abrazo, buen fin de semana

Max dijo...

El segundo fotomontaje me encanta, es total!

Bssss y buen fin de semana

Mery dijo...

Entre tu y Pe-Jota hay una especie de duende que comunica vuestras mentes. Resultado: semejantes joyitas para la gloriosa lectura de los demás.
Ya me gustaría, ya, ser tan real como ciertas esculturales piernas de las fotos de Moliner (esto lo digo por Pe-Jota).

Un beso

Capri c'est fini dijo...

Uy pues si que teneis conexión, dejad la telepatía yaaaa. No conocía a Molinier pero es una verdadera rara avis... ya no sólo por sus fotos sino por su manera de dejar la vida. Se puede ser tan lacónico en una nota de suicidio... Sigo disfrutando con vosotros dos... juntos o por separado. Besos.

Anónimo dijo...

Todas somos los dos sexos, sólo que la mayoría más de uno que de otro y es una genialidad disfrutar de los dos simltáneamente. Vivirlo con pasión y rematar la faena con una buena autoliquidación. Una bonita referencia estética y espiritual.

variopaint dijo...

Magnífica como siempre, Madame...
Un beso
M.

Fujur dijo...

la primera foto no me ha gustado en exceso.... el espolón de amor... ;-)

la segunda está mejor!

besos!