Orfeo I (Margaret Atwood)

.
Delante mío caminabas,
atrayéndome
hacia la verde luz que alguna vez
me asesinó con sus colmillos.
Insensible te seguí,
como un brazo dormido y obediente
pero no fui yo quien quiso
volver al tiempo.
Había llegado a amar el silencio,
pero mi antiguo nombre era una cuerda
o un susurro tendido
entre nosotros.
Y estaba tu amor,
las viejas riendas de tu amor,
tu voz corpórea...
Ante tus ojos mantenías
la imagen de tu deseo, que era yo,
viva otra vez.
Y por esta esperanza tuya continué,
y así fui
tu alucinación, floral
y oyente
tú me creabas
al cantarme y una piel nueva me crecía
en mi otro cuerpo, envuelto en niebla,
y tenía ya sed, y manos sucias,
y veía ya,
perfilados contra la boca de la gruta,
el perfil de tu cabeza y de tus hombros
cuando te diste vuelta para llamarme
y me perdiste...
Así que no llegué a ver tu rostro,
sólo un ovalo oscuro,
y a pesar de sentir todo el dolor
de tu derrota, debí rendirme,
como se rinden las mariposas de la noche.
Tú creíste
que sólo fui el eco
de tu canto.
.
Margaret Atwood

(Traducción de Amparo Arróspide)

3 comentarios:

Veneris dijo...

Esas piernas, medias y zapatos de tacón... ¡¡¡en el coro de una catedral!!! Increíble... una imagen deliciosa.

Bisous, Madame.

lukas dijo...

Digo lo mismo, estupenda la foto de perversión...

Me gusta mucho el poema de la Atwood, tengo muchos de sus libros.

¿Los relatos son tuyos, Madame X?

Madame X dijo...

Gracias por apreciar la fotografía, caballeros.

Tu es très gentil, Veneris.

También a mi me gusta Margaret Atwood, Lukas. Es un placer coincidir. Creo que éste es uno de sus más bellos poemas. Y, sí, los relatos son míos.

… X