De la tentación a la seducción...


Día soleado en el exilio. Los elementos confabulados para darte un paseo a orillas del mar. Me rebelo a la invitación. Me rebelo al paisaje de playa. A lo mejor es porque lo tengo demasiado cerca. O, a lo mejor, es porque he de compartirlo con transeúntes en zapatillas de deporte, ejercitando cuerpos en aras de la longevidad, que te interrumpen el horizonte azul intenso cuando te estás perdiendo en él.

Me quedo aquí. Contemplo otros horizontes. Los blog’s
configuran un paisaje que no parece tener fin, abigarrado y caótico. Fascinante. Hurgas en otras vidas. En fragmentos de vidas. Vidas, no como son, sino como queremos que parezcan. Tal vez, más nuestras que las nuestras propias. Gritos insonoros como cantos de sirena.

Me resistía. La idea de un blog me daba urticaria. Era tan cómoda la lectura anónima, sin compromiso, sin reciprocidad. Pasa el tiempo y te das cuenta que un blog no es necesariamente como un diario. No tienes que estar contando tus cosas como si confesaras disciplinadamente. Dices lo que quieres o, mejor dicho, dices lo que quieres que oigan. Al final, caigo en la tentación como cualquiera. Decía Oscar Wilde: “la mejor forma de vencer una tentación es caer en ella.” Y me temo que voy a caer en más tentaciones de las previsibles. Incluso en algunas de las que renegaba.

Me propuse un canto solitario y lúbrico. Como quien se tumba en una chaise longe y suelta por esa boquita cuanto de inconfesable se le ocurre. A tu lado, en la sombra, tienes a un desconocido que traga con todo, haciéndose el indolente. La asepsia del oyente anónimo me atraía. Luego te das cuenta que te engañas. Estás seduciendo a ese tipo.
... X
  • Fotografía: Helmut Newton

3 comentarios:

arnand dijo...

Muchas gracias por tu visita...
Y seguro que me tienes por aquí visitándote.
Besox

Madame X dijo...

Entonces será un placer mutuo.

j dijo...

Sin haber entendido aún lo que era un blog, ya se decía que habían muerto. Desde luego que no eran diarios ni confesiones. Pero tampoco creo que fueran un juego de seducción como das a entender al final de esta entrada y como yo mismo también creí. Pasado un tiempo, empiezo a ver los blogs desde la perspectiva variable de la relación entre el autor y su obra. Los blogs trajeron al mundo de la comunicación escrita una inmediatez anteriormente desconocida. Desde luego que parecían lances de un juego de seducción, pero es evidente que no lo eran. Lo difícil ahora es acertar con el tiempo de su lectura. Y si después de unos años aún les queda algo de ese juego de seducción. En ello estoy.